miércoles, 21 de septiembre de 2016

Ministro de Educación de la Nación Esteban Bullrich y su nueva "Campaña del desierto"


Los repudios a la “campaña” de Bullrich


El viernes inauguró el Hospital Escuela Veterinario de Choele Choel y no tuvo mejor idea que comparar la guerra de Roca a los indígenas con su gestión. Un aluvión de críticas a la ideología detrás de un comentario aparentemente liviano.

Por Carlos Rodríguez- PAGINA 12

Con la “delicadeza” que define la vieja metáfora del elefante en el bazar, el ministro de Educación de la Nación Esteban Bullrich no tuvo mejor idea que comparar el genocidio de los pueblos indígenas con los avances en materia educativa. 

En un acto realizado el viernes en Choele Choel, donde quedó inaugurado el Hospital Escuela Veterinario de la Universidad Nacional de Río Negro, el funcionario nacional dijo sin anestesia: “Esta es la nueva campaña del desierto, pero no con la espada, sino con la educación”. 

La frase despertó “el malestar general de los presentes”, según señaló en su edición de ayer el diario Río Negro. 
Los repudios enviados a Página/12 por entidades académicas, educadores, intelectuales y artistas como Víctor Heredia y Liliana Herrero, entre otros, suman una lista interminable que le demanda a Bullrich una rectificación de sus palabras o directamente la renuncia por reivindicar “crímenes de lesa humanidad que siguen impunes”.

El Centro Universitario de Idiomas, con sede en la misma casa de estudios de Choele Choel donde habló Bullrich, expresó su rechazo a esas expresiones mediante las cuales “compara el avance de nuestra universidad en términos de una ‘nueva campaña del desierto, pero no con la espada, sino con la educación’”. A través de su programa de Lenguas Originarias, afirmó en un comunicado que “el Centro se ve obligado a expresar el asombro y la preocupación que causan las expresiones” del ministro Bullrich.

“La apelación a la figura del ‘desierto’, una vez más, para referirse a los pueblos de la Patagonia nos trae a la memoria el aparato discursivo e ideológico que sostuvo y sostiene, y justifica sin más, la ocupación violenta de sus territorios, la matanza indiscriminada y la disgregación y el aislamiento cultural y social a la que fueron sometidos los pueblos originarios (…) en el nombre de una supuesta civilización a la que otra vez se vuelve a aludir”, afirma la declaración.

Más adelante sostiene que “en los últimos meses hemos asistido a una suerte de escalada mediática expresada en editoriales, opiniones y declaraciones de conocidos conductores y periodistas televisivos y radiales, formadores de opinión, referida a los pueblos originarios”. En todos los casos “primaron los conceptos de ‘civilización, desierto, barbarie, incapacidad’ propios del Siglo XIX , y hasta llegó a dudarse de su ciudadanía y su derechos civiles”.

El texto recuerda que Argentina “fue construida y poblada sobre un territorio en el que habitaban sociedades de pueblos originarios cada uno con su historia y su cultura y todas ellas fueron parte activa de la historia de nuestro país”. Agrega que “sus hombres y mujeres pusieron su compromiso y su sangre para construir nuestra Nación y mantener viva a la vez sus tradiciones y cosmovisiones”. Recalca que “los hombres de Mayo lo tuvieron muy claro al incluirlos como ciudadanos desde los comienzos de nuestra historia como territorio independiente y soberano”.

El comunicado precisa que “hoy existen 40 pueblos y cerca de dos mil comunidades originarias en todo el territorio de la Argentina y basta solo querer ver para reconocer su herencia e influencia en los rostros de millones y en las expresiones culturales, artística e idiomáticas que forman parte indisoluble de la identidad de los argentinos”. En ese mismo sentido “el Programa de Lenguas Originarias del CUI cumple en octubre 10 años y en todo este tiempo se propuso sostener un espacio de aprendizaje y visibilización del panorama completo del patrimonio cultural argentino en su diversidad y complejidad histórica”.

Por todo lo expuesto, señala el CUI que “la figura del desierto que sólo puede ser conquistado, a la vez que una ofensa a la memoria de los pueblos originarios, víctimas de una masacre, es insistir en una concepción histórica cristalizada en el tiempo que solo contribuye a mantener la invisibilización y la ignorancia sobre la Argentina originaria, sobre su pasado y su presente y su importancia en la conformación de la identidad y la cultura de la Argentina de hoy”.

La declaración lleva la firma de Roberto Villarruel, director general; Mónica Thompson, coordinadora del Programa de Lenguas Originarias; Carmelo Sardinas Ullpu , profesor e investigador del Idioma quechua; Ignacio Báez, profesor e investigador del idioma guaraní; Verónica Gómez, profesora de idioma guaraní; Daniel Huircapan, profesor de idiomas mapuche y tehuelche; Víctor González, profesor de idiomas toba y qom; Roberto Díaz, profesor del idioma wichi.

Las palabras de Bullrich fueron también cuestionadas por becarios, investigadores, docentes y personal del Instituto de Investigación en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio de la Universidad Nacional de Río Negro y del Conicet. Los firmantes aseguran que las afirmaciones del funcionario anunciando “una nueva campaña del desierto” se produce cuando “la investigación científica ha establecido rigurosamente” que dicha “‘campaña del desierto’ fue un genocidio”.

En el comunicado señalan que “comparar un crimen de lesa humanidad con una política actual del Estado sólo puede explicarse por desconocer los hechos históricos, por pretender tergiversarlos o por buscar imponer una visión autoritaria y antidemocrática a los procesos educativos argentinos”. Por lo expuesto, como habitantes del territorio nacional rechazan “todas las formas de violencia, desde el sometimiento y exterminio de pueblos, pasando por la apropiación de sus tierras, hasta las formas de discriminación que caracterizaron al sistema educativo argentino durante tanto tiempo”.

Frente a lo dicho por el ministro Bullrich, exigen que “rectifique sus palabras que no hacen más que ahondar gravemente la división entre los argentinos”. Y concluyen: “Es nuestro derecho y nuestro deber reclamar que la educación no esté a cargo de alguien que reivindique un crimen de lesa humanidad, ni literal ni metafóricamente”. Entre muchos otros, firman el documento Alejandro Grimson, Maristela Svampa, Noé Jitrik, Elizabeth Jelin, Waldo Ansaldi, Dora Barrancos, JorgeGelman, Luisa Valenzuela, Mabel Grimberg, Ezequiel Adamovsky, Nathalie Goldwaser, Raquel Gil Montero, Diego Escolar, Gastón Gordillo, Héctor Hugo Trinchero, Sergio Wischñevsky, Florencia Abbate, Carlos Gonella, Miguel Ángel Osorio y Mabel Thwaites Rey.

Con una declaración titulada “Señor ministro Esteban Bullrich: La Campaña del Desierto fue un Genocidio, también expresaron su rechazo a las declaraciones del funcionario docentes mapuches y no mapuches, “organizados en la construcción de una educación intercultural”. En el escrito expresan su “profundo repudio a las declaraciones” de Bullrichdado que su afirmación “no puede ser entendida como una frase inocente, ni tampoco como producto de la ignorancia”. Por el contrario en sus palabras “hay premeditación, hay intencionalidad de reivindicar a la clase que representa y a sus intereses”.

Luego recuerdan que “en Choele Choel fue donde, por primera vez, el Estado argentino, izó la bandera argentina un 25 de Mayo de 1879, al dar comienzo a la mal llamada Campaña del Desierto”, que fue “el genocidio fundante del Estado argentino”. Por tal motivo, “con sus declaraciones este funcionario no hace más que reivindicar un delito de lesa humanidad, el cual todavía goza de impunidad”.

Resaltan que “Bullrich representa los intereses de la misma clase, que allá por 1879 financió la campaña genocida: la de los campos de concentración en Valcheta, Chichinales, Martin García; la de las marchas de la muerte, la de los desmembramientos familiares”. Por todo eso, las expresiones “dan cuenta que la Campaña no terminó, continúa en la ideología y accionar de funcionarios que avalan la muerte, el sometimiento y la invisibilización de pueblos que seguimos resistiendo, y proyectando un nuevo devenir”.

Los firmantes afirman que “intentaron construir un desierto que nunca existió” porque “hubo y hay pueblos que continuamos luchando por defender los espacios territoriales robados, con la dignidad que nos da la lucha de nuestros antepasados para reconstruir otro modo de entender la vida y ser parte del mundo”. Se definen como “trabajadoras y trabajadores de la educación” que no pueden “permanecer indiferentes ante semejante hecho, ante la total falta de ética de este funcionario, que vulnera uno de los derechos básicos, de nuestros niños, niñas y adolescentes, el de la identidad” porque “una amplia mayoría” de ellos “se reconocen mapuches”.

Ellos exigen “la renuncia” de Bullrich porque sus dichos “atentan contra leyes nacionales, provinciales e internacionales que resguardan los derechos de los pueblos indígenas” preexistentes al Estado, entre ellas la Constitución Nacional en su artículo 75, inciso 17. También le reclaman a la ministra de Educación de Río Negro, Mónica Silva, que “se expida al respecto porque su silencio se entiende como cómplice de esta ideología genocida”.
______________________





Confederación Mapuche de Neuquén
18 de septiembre a las 19:51 ·


Furilofche 16 de Septiembre de 2016

Sr. Ministro Esteban Bullrich: La campaña del "Desierto" fue un GENOCIDIO.

Las y los abajo firmantes, docentes mapuches y no mapuches, organizados en la construcción de una educación intercultural, expresamos nuestro profundo repudio a las declaraciones del Ministro de educación de Nación, Esteban Bullrich, al inaugurarse el Hospital escuela de veterinaria en ChoeleChoel, diciendo: “Esta es la nueva Campaña del Desierto, pero sin espadas, con educación”. 

Consideramos que dicha afirmación no puede, ser entendida como una frase inocente, ni tampoco como producto de la ignorancia. En las palabras del funcionario nacional hay premeditación, hay intencionalidad de reivindicar a la clase que representa y a sus intereses. En ChoeleChoel fue donde, por primera vez, el Estado argentino, izó la bandera argentina un 25 de Mayo de 1879 al dar comienzo a la mal llamada Campaña del Desierto.

La Campaña del Desierto fue un genocidio. El genocidio fundante del Estado argentino. Con sus declaraciones este funcionario, no hace más que reivindicar un delito de lesa humanidad, el cual todavía goza de impunidad. Bullrich representa los intereses de la misma clase, que allá por 1879 financió la campaña genocida: la de los campos de concentración en Valcheta, Chichinales, Martin García; la de las marcha de la muerte, la de los desmembramientos familiares.

Expresiones como esta, dan cuenta que la Campaña no terminó, continúa en la ideología y accionar de funcionarios que avalan la muerte, el sometimiento y la invisibilización de pueblos que seguimos resistiendo, y proyectando un nuevo devenir. Intentaron construir un desierto que nunca existió, hubo y hay pueblos que continuamos luchando por defender los espacios territoriales robados, con la dignidad que nos da la lucha de nuestros antepasados para reconstruir otro modo de entender la vida y ser parte del mundo.

Como trabajadoras y trabajadores de la educación, no podemos permanecer indiferentes ante semejante hecho, ante la total falta de ética de este funcionario, que vulnera uno de los derechos básicos, de nuestros niños, niñas y adolescentes, el de la identidad. Una amplia mayoría de los niños, niñas y adolescentes, en nuestras comunidades educativas, se reconocen mapuches.

Por todo esto, es que exigimos la renuncia del titular de la cartera de educación de Nación, Esteban Bullrich. Sus dichos atentan contra leyes nacionales, provinciales e internacionales que resguardan los derechos de los pueblos indígenas; en clara contradicción con lo que estipula la Constitución Nacional en su art 75 inciso 17, que garantiza los derechos de los pueblos preexistentes al Estado.

Además, le exigimos a la Ministra de Educación provincial, Mónica Silva, se expida al respecto porque su silencio, se entiende como cómplice de esta ideología genocida. El territorio provincial, cuenta con varias escuelas de modalidad EIB, La ley Orgánica de Educación reconoce la preexistencia territorial de los pueblos Mapuche y Tehuelche, en muchas de nuestras escuelas, se trabaja el respeto y el fortalecimiento de la identidad ancestral de docentes y estudiantes, en muchas escuelas rionegrinas, se levanta la wenufoye (bandera mapuche). ¿Nada tiene para decir Sra. Ministra?.

No hubo ni habrá desierto. A pesar de tanto dolor y muerte, aquí como retoños seguimos brotando, en nuestra mapu. Inchiñ petü mulepaiñ, inchiñ zunguka iñ taiñ kewun, inchiñ purrukaiñ tripalu antu puelmapu mu. Wewaiñ

Nosotros seguimos estando aquí, seguimos hablando nuestra lengua, seguimos danzando cuando el sol asoma por el puelmapu, a pesar de todo. Venceremos Yayayayayaya Marchiweu Marichiweu!!!

Colectivo Taiñ Folil: Propuestas Educativas Interculturales.
Vanesa Gallardo Llancaqueo, Mariana Moran, Patricia Pichunleo, Anahí Mariluan, Sandro Rivas Pichicura, Carmen Marpegan, Paula Yende Ferreira, Juan Carlos Aguero Reñanko, Ana Maria Rojas, Jaime Mariqueo, Wallmapu Futa Trawun, …
Suma tu adhesión....

___________________________________________




Confederación Mapuche de Neuquén
16 de septiembre ·


LA COHERENCIA DE "CAMBIEMOS"...

Nadie puede decir que estos fachos no son coherentes: gobiernan para su clase, miran con asco a los que reclamamos derechos, desprecian al interior, hacen folclore con los pueblos indígenas, admiran y sueñan ser como los países imperialistas, reivindican a Roca, Mitre o Sarmiento, etc...

Y el ministro Bullrich es sinceridad brutal, porque lo que no pudo la espada criminal de Roca, lo intenta la escuela, que es eliminar cultural e ideológicamente al pueblo nación mapuche...

Sin embargo, una frase de este tipo le valdría la renuncia en otro ámbito. Aquí no, porque "solo" se refiere a los pueblos indígenas. Se suceden los gobiernos y la historia estatal aun no saca de sus manuales el concepto de "Conquista del Desierto", Roca o Sarmiento son aun figuras y próceres.

La frase del Secretario de Cultura, Darío Loperfido sobre " los desaparecidos no son 30 mil, son solo 9 mil", le costó la renuncia a su cargo. Nadie se animaría a reivindicar el holocausto sufrido por el pueblo judío porque le costaría la cabeza. Nadie sale a manifestarse con la foto de Videla.

Pero un Ministro rescata con total frivolidad la "Conquista del Desierto" y es algo que en menos de una semana será solo una anécdota. Muestra de los mucho que hay que hacer para que la sociedad argentina, los organismo de derechos humanos, los gremios docentes, la clase política, los que cuestionan la historia oficial del poder, tengamos la capacidad de hacer pagar a los que aun faltan el respeto a la memoria reciente de las victimas del genocidio de Roca y a las generaciones actuales de mapuche que trabajamos por una argentina plurinacional.
_____________________________




Confederación Mapuche de Neuquén
16 de septiembre a las 20:37 ·


LA UNIVERSIDAD DE RÍO NEGRO EN RECHAZO A LOS DICHOS DEL MINISTRO DE EDUCACIÓN

Adjuntamos comunicado de prensa en rechazo a las declaraciones del Sr. Ministro de Educación Esteban Bullrich realizadas en nuestra casa de estudios en Choele Choel, en las cuales compara el avance de nuestra universidad en términos de una““nueva campaña del desierto, pero no con la espada, sino con la educación.”

Contacto Dr. Walter Delrio (IIDyPCa-CONICET-UNRN) 0294-154816879 wmdelrio@gmail.com


__________________________________

Clarin.com
Política
16/09/16
El ministro Bullrich habló de "nueva Campaña del Desierto" y desató el enojo

Polémica en Choele Choel

El titular de Educación Improvisó un discurso en la inauguración de un hospital y terminó criticado.



Esteban Bullrich en Choele Choel

Claudio Andrade

El ministro de Educación, Esteban Bullrich, no tenía planificado hablar durante el acto de inauguración del Hospital Escuela de Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Negro en Choele Choel. Pero el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, lo invitó por fuera de los papeles y Bullrich se vio obligado a improvisar un discurso que dejómudos a los numerosos presentes. “Esta es la nueva Campaña del Desierto, sin espadas, con educación”, aseguró el funcionario. La frase sorprendió a Weretilneck y a las autoridades de la casa de estudios, comenzando por su rector, Juan Carlos Del Bello.

La Conquista del Desierto se desarrolló en la región -hoy conocida como Río Negro y Neuquén- entre los años 1881 y 1833 (la campaña militar completa abarca desde 1878 a 1885), y es considerada por los descendientes de los pueblos originarios y por numerosas organizaciones sociales y educacionales, como un acto genocida de parte de los gobiernos de entonces, donde sobresalían figuras emblemáticas de la historia nacional como Julio Argentino Roca y Juan Manuel de Rosas.

“Esta es la nueva Campaña del Desierto, pero sin espadas, con educación”, indicó Bullrich al comenzar su intervención y, según le contaron a Clarín algunos de los participantes del acto, el ambiente bajó varios grados de temperatura. “Nadie sabía qué cara poner, primero muchos se quedaron duros, pero al rato lo querían agarrar del cuello al ministro”, describió una persona que fue a la apertura del Hospital.

Bullrich también subrayó la palabra “desierto” en su discurso, una realidad contra la que los rionegrinos del Valle Medio han luchado durante más de un siglo. De hecho, los valletanos se sienten orgullosos de haber cambiado el rostro de la superficie que habitan mediante enormes esfuerzos como cambiar el curso de los ríos e irrigar miles de hectáreas mediante un compleja red de distribución de agua. “Sin profesionales que multipliquen lo que hacemos, no sirve de nada porque no estaríamos poblando este desierto”, dijo y de inmediato trató de iluminar su concepto. “Ustedes hacen que no sea un desierto”, concluyó el ministro tratando de resolver el problema dialéctico en el que se había metido por sí solo.

Minutos después, Bullrich trató de explicar sus ideas ante la prensa local pero solo logró empantanarse más. “Me refiero a ese proceso histórico, del avance en un territorio que no estaba conquistado, ocupado. Ahora, a partir de una construcción distinta con la educación,los pueblos originarios tienen que ser reconocidos, hay que trabajar con ellos para que haya una cultura común y no la aniquilación para que (una cultura) predomine”, aseguró.

Alguien le recordó que los descendientes de mapuches y tehuelches consideran que el territorio estaba legítimamente ocupado, poblado y explotado por estos pueblos antes de que se iniciara la “Campaña del Desierto”.

Las reacciones ya están a la orden del día en todo Río Negro. “Desde las investigaciones científicas realizadas en nuestra institución, desde la memoria social en nuestra región y desde el sentido común aquello que usted, Sr. Ministro de Educación, refiere como hecho histórico en términos de “campaña del desierto” ha sido un genocidio. Bajo ningún concepto puede aceptarse que un crimen de lesa humanidad pueda ser utilizado como metáfora para referir a una política pública. Esto supone o bien una supina ignorancia e indiferencia ante la historia de nuestro pueblo, o bien una propuesta educativa, en este caso, que comparte los lineamientos principales con aquello que se compara”, indicaron en un comunicado un grupo de becarios, investigadores, docentes y personal del Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio de la propia Universidad Nacional de Río Negro y del CONICET. “Usted habla de hacer una “nueva campaña” con la educación, desconociendo que ha sido precisamente el sistema educativo en nuestro país un responsable directo de que los prejuicios y discriminaciones se hayan perpetuado, construyendo a los pueblos originarios como “salvajes”, “extranjeros” y “ladrones”, y a la región en que vivimos como un “desierto”, agregan.

Por su lado, el diputado nacional Martín Doñate (FpV) atacó al ministro desde su Twitter: “A quién pretende conquistar @estebanbullrich con esta “nueva campaña del desierto"?. ¿Quiénes cree que habitan nuestra provincia el ministro?”, escribió. La diputada nacional María Emilia Soria (FpV) también criticó al funcionario. “Es insólito que transitando el 2016 venga este personaje a exhibir con absoluto desparpajo su rancia concepción sobre esta parte del interior del país”, arremetió Soria. “Desconoce el genocidio del pueblo mapuche y tehuelche y falta el respeto a las comunidades indígenas que aun tienen heridas abiertas”, recalcó la senador Magdalena Odarda (ARI).

http://www.clarin.com/politica/ministro-Bullrich-Campana-Desierto-desato_0_1651634926.html

______________________________




ROCA Y BULLRICH.
EL GENERAL YA TIENE QUIEN LE ESCRIBA
(**)

El ministro de Educación y Deporte de la Nación habló de la educación como la nueva Campaña del Desierto. Hace poco, el ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires negó que fueran 30 mil los desaparecidos. Dos genocidios, igualmente crueles, igualmente criminales. Lo de Bullrich, ¿causará la misma indignación pública que obligó a renunciar a Lopérfido? ¿O hay genocidios que duelen menos que otros?

Por Marcelo Musante (*)

El ministro de Educación y Deportes de la Nación, Esteban Bullrich, afirmó que “la educación será la nueva campaña del desierto”. Fue en un acto realizado en Choele Choel, en el mismo lugar que Julio Argentino Roca un 25 de mayo de 1879 dio inicio simbólico (que por supuesto ya venía ocurriendo en la práctica y violentamente desde mucho antes) al avance militar sobre las comunidades indígenas de Patagonia.

El ministro de Educación y Deportes de la Nación habló sin ponerse colorado de una nueva conquista del desierto. En su discurso no estuvieron ni los asesinatos masivos de personas ocurridos durante las campañas militares, ni los campos de concentración que funcionaron para los prisioneros indígenas, ni los traslados forzados de miles de familias cuyas mujeres y niños fueron repartidas entre las familias aristocráticas (que a la vez financiaron las campañas a través de bonos de la Sociedad Rural). Todos hechos ya comprobados a través de decenas de investigaciones fundadas en archivos, en denuncias de diarios de época, en los propios partes militares y en la historia oral de las comunidades, entre muchas otras fuentes. Sería imposible creer que el ministro no conoce el alcance atroz y el genocidio realizado a través de un proceso sistemático y planificado por parte del Estado argentino sobre los pueblos indígenas.

Y resulta difícil no asociar la afirmación de Bullrich con la que hace unos poco meses hizo el ministro del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Darío Lopérfido, cuando desde su cargo en el ministerio de Cultura sostuvo que los desaparecidos durante la última dictadura cívico militar no fueron 30.000.

La indignación pública y las denuncias sobre Lopérfido llovieron hasta que tuvo que renunciar. Por suerte, hoy en nuestro país, es insostenible enunciar públicamente una apología sobre la última dictadura cívico militar sin ser sometido al juicio social de las calles.
¿Pasará ahora lo mismo cuando lo que se pondera es el otro genocidio, el que se implementó sobre los pueblos originarios? Igualmente cruel, igualmente criminal.

Esa afirmación de Bullrich no se da en soledad, es continuación de una editorial del diario La Nación de hace pocas semanas en las que se dice que las campañas al desierto fueron un enfrentamiento de culturas. “Enfrentamiento de culturas” ya ni siquiera es la “gesta militar” ponderada como fundamental para el progreso de la nación. Esa avanzada militar festejada con honores en la última dictadura cívico militar al festejarse los cien años. Otra coincidencia de genocidios.

Las palabras del ministro de Educación y Deportes se dan cuando ya muchos creíamos que eso de que no hay una sola historia, sino que hay muchas, quizás tantas como grupos sociales las cuenten, era algo indiscutible. Sin embargo esa frase, la ponderación de la conquista militar, vuelve a la escena una y otra vez. Incansable e implacablemente. Con la tosquedad de los ejércitos.

La discusión, en los espacios públicos, en las escuelas, en las universidades, parecía haber tomado un camino: el de poner en cuestión que no todas las historias valen los mismo. Que no tienen la misma legitimidad. Que en el libre mercado de las historias hay precios distintos.

Están las que nacieron en libros incunables, las que surgieron por las plumas de los grandes próceres de nuestra historia escrita (un Mitre, un Sarmiento, para algún desprevenido) y que son las que cotizan caro. Son las historias fundantes. Pero que no quedaron en el inicio del estado moderno, sino que como un mito se reactualizan en nuevos relatos, apenas modificados, no tan distintos, pero con la fuerza del “pasado verdadero”. Son las historias legales que aparentan legítimas.

Mientras tanto, hay otras historias, nacidas de los lugares arrasados por los que pasaron las campañas militares de las que habla Bullrich y que parecen valer bastante menos. Que son discutidas porque nacen de la palabra. De la palabra hablada y no de la escrita. Son las que no nacieron en escritorios aristocráticos y son las no llegan a los libros escolares. Son historias más difíciles de ver para los que solo quieren leer lo que les cae enfrente. Son las historias legítimas a las que no las dejan ser legales.
Pero hay algo más que puede discutirse en esto de los relatos históricos, los sentidos y finalmente la memoria, que tiene que ver con el enunciador.

Porque cuando parecía que el enunciador había sido desenmascarado y ya nos íbamos poniendo de acuerdo, o al menos creyéndolo, en que esa historia liberal escrita a fines del siglo XIX fue para justificar y sostener el asesinato de miles de indígenas, para ocupar sus territorios y ponerlos al servicio de las clases dominantes, ahora esos discursos fundantes vuelven acá y ahora. El presente vuelve a refrendar ese pasado.

Cuando creíamos que sólo íbamos a verlos repetidos en editoriales del diario La Nación o de medios de comunicación conservadores, en los que su anillos de clase son tan evidentes que casi hacen innecesaria la discusión, ahora esos discursos vuelven.
Cuando las frases como que “los mapuches son chilenos” se caían de tan absurdas, lo mismo que decir que las campañas al desierto fueron una “gesta patriótica” que permitió el progreso y no un cruel genocidio, ahora esos discursos retornan.

Y esto es peligroso, es como si volviera el “por algo será” en relación a los desaparecidos. Y son peligrosos esos discursos porque la historia está íntimamente asociada a la memoria. Porque cuando la historia se arropa de verdad objetiva actúa y disputa sentidos en las memorias sociales. Y otra vez una (la historia oficial) asume más valor que otras (las subalternas). Y la memoria, los recuerdos compartidos, las maneras de pensarse como colectivo, la memoria que se hace carne en los sujetos y los sujetos que avivan la memoria vuelven al arcón de los recuerdos rotos y sin valor.
Entonces digamos. Afirmemos que las campañas militares de fines del siglo XIX en Pampa y Patagonia tuvieron como objetivos convertir en propiedad privada a las tierras y cuerpos indígenas.

Y digamos también que hasta mediados del siglo XX, esto continuó en la región chaqueña donde obrajes, ingenios (Ledesma, San Martín del Tabacal, Las Palmas, La Esperanza, La Forestal, entre otros), misiones católicas franciscanas y reducciones estatales para indígenas como Napalpí y Bartolomé de las Casas se hicieron cargo del trabajo sucio de sacar a las comunidades de sus territorios para ponerlas, forzadas, al servicio del aparato productivo del Estado. Como en el 76’, otra vez, las grandes empresas, la iglesia y el Estado acordando un plan estratégico de refundación de la nación argentina.

Para completar el proceso y tratar de comprender un poco más cómo llega el ministro a decir esas palabras hay que tener en cuenta que: lo dice en lugar simbólico como Choele Choel, con el rector de la Universidad de Río Negro, Juan Carlos Del Bello, y con el gobernador provincial, Alberto Weretilneck, al lado; y lo hace en el marco de la inauguración de un hospital escuela de veterinaria perteneciente a esa casa de estudio. Allí, los muertos indígenas siguieron ocurriendo a lo largo de todos estos años sin poder saltar la pared del anonimato.

La frase se entiende en la suma de muertes silenciadas sin justicia. Se entiende con la masacre Napalpí en 1924, se entiende con la masacre de La Bomba en 1947. Ambas con centenares de muertos, ambas con juicios iniciados, ambas con juicios ninguneados y cajoneados.

Se entiende con las represiones y desalojos de la última década, se entiende con la muerte de Roberto López en La Primavera, de Javier Chocobar en Tucumán, con la de Cristian Ferreyra en Santiago del Estero, entre muchas otras. Éstas y aquellas en gobiernos democráticos.

¿Qué habrá querido decir el ministro Bullrich al afirmar que la educación será una nueva campaña del desierto?
Querrá significar que ahora la educación también será para unos y no para otros. Usando sus palabras, que lo que antes hizo la espada ahora lo hará la escuela. Será también una manera de volver al pasado porque la “campaña del desierto”, ministro Bullrich, ya estuvo asociada a la Educación, sin ella no hubiera sido posible sostenerla en el imaginario social durante ciento cincuenta años.
Terminando. No es menor quién enuncia y dónde. Ayer fue el ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich en Choele Choel. Una localidad que Roca también eligió para declarar formalmente el inicio de la campaña militar a la Patagonia. Sucedió ayer, nadie lo esperaba, y el general está de vuelta. Y ya tiene quien le escriba.

(*) Sociólogo, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena en Argentina.

(**) Esta nota de opinión -imagen incluida- puede ser reproducida libremente, total o parcialmente.


_______________________________


Confederación Mapuche de Neuquén
16 de septiembre a las 20:59 ·

EL MINISTRO DE EDUCACIÓN DE LA NACIÓN
QUIERE UNA “NUEVA CAMPAÑA del DESIERTO EN LA PATAGONIA”
¿Ignorancia o plan siniestro?


El Diputado Nacional por Neuquén, Darío Martínez repudió las expresiones del Ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich quien ésta tarde durante la inauguración del Hospital Escuela de Veterinaria de la UNRN en Choele Choel se refirió a este logro como “la nueva campaña del desierto, no con la espada sino con educación”. Y no conforme con esta ofensa, solicitó a nuestra comunidad “que le demos vida al desierto”.


Martínez no quedó ajeno al malestar general que provocaron estas palabras. Afirmó “El Ministro Bullrich viene a la Patagonia, viene a nuestra región y a nuestra casa, a faltarnos el respeto reivindicando con su absurdo paralelismo, uno de los hechos más aberrantes de nuestra historia. La Campaña del Desierto no fue otra cosa que el genocidio de nuestros hermanxs originarixs, 14.000 muertos y alrededor de 14.600 tomados como esclavos y el saqueo de nuestras tierras. ¿Qué piensa Bullrich?”

A continuación se refirió al gobierno nacional, describiéndolo como “otra manifestación de colonialismo interno que ya no puede disimular, pretende que las regiones del interior, en especial la nuestra, nos limitemos a aportar nuestro esfuerzo, nuestros recursos naturales y nuestras tierras. Nos quieren hacer creer que nos traen el avance y sólo traen retroceso”

Para concluir agregó Martínez “Don Marcelo Berbel tenía razón. Lo dijo en su obra El embudo: “seguimos siendo colonia de la gallina de arriba, federalismo mentira, desde que tengo memoria… La cuestión está estudiada para dejarnos de luto, usando cualquier conducto se llevan hasta la tierra, si nuestro sudor sirviera ya habría algún sudoructo”.

_____________________________



FUERTE REPUDIO DIPUTADA de RIO NEGRO MARIA EMILIA SORIA
AL Mtro DE EDUCACIÓN BULLRICH


La Diputada Nacional del Frente para la Victoria, María Emilia Soria, rechazó fervientemente las retrogradas palabras del Ministro de Educación la Nación, Esteban Bullrich, en la inauguración del Hospital Escuela de Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Negro en Choele Choel. En pleno acto de inauguración, Bullrich describió este avance como “la nueva campaña del desierto, pero no con la espada, sino con la educación”. Y continuando con la ofensiva metafora habló de “darle vida al desierto”.


“Espanta en primer lugar la soltura con la que el Ministro de Educación le asigna una connotación positiva al genocidio con el que se aniquiló a etnias completas que habitaban estas tierras”, dijo Soria al respecto.

“Aunque la Patagonia era un territorio poblado en 1880, los “civilizados” llamaban “desierto” a esta región. Es insólito que transitando el 2016 venga este personaje a exhibir con absoluto desparpajo su rancia concepción sobre esta parte del interior del país”, añadió la Diputada Nacional.

“Esta lamentable anecdota desnuda la vergonsoza ignorancia del Ministro de Educación de la Nación sobre la historia y el presente de la región patagónica”, sostuvo.

“Señor Ministro a Usted hoy no lo trajeron a un desierto, lo trajeron a una provincia patagónica que tiene historia, cultura, educación, tecnología…No somos bárbaros, teníamos Universidades antes que Usted llegara a iluminarnos”, ironizó Soria dirigiéndose a Bullrich.

Finalmente, la Diputada lamentó “la falta de dignidad del gobernador (Alberto) Weretilneck que presenció semejante torpeza y menosprecio sin atinar a hacer la más mínima reivindicación de las poblaciones originarias ni de la riqueza cultural de los rionegrinos en la actualidad”.

____________________________



REPUDIO Y PREOCUPACION ANTE LOS CONCEPTOS VERTIDOS POR EL SR. MINISTRO DE EDUCACION Y DEPORTES DE LA NACION

Universidad Nacional del Comahue - Facultad de Humanidades. Grupo de Estudios de Historia Social (GEHiSo)

                   Comunicado de Prensa



Los integrantes del Grupo de Estudios de Historia Social expresamos nuestro repudio y preocupación ante los conceptos vertidos por el Sr. Ministro de Educación y Deportes de la Nación en ocasión de dejar inaugurado el Hospital Escuela de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Negro.

Quienes, como nosotros ejercemos nuestra actividad académica en la Patagonia norte sabemos que el devenir histórico de esta región se fue construyendo primero con los aportes de los pueblos originarios que poblaban estos territorios y luego de la ocupación militar de la misma con los restos de esas comunidades y con los nuevos pobladores que se afincaron en este espacio. Por lo tanto, ni antes fue un desierto ni tampoco lo es ahora como pretende señalar con sus afirmaciones el señor ministro.

En su alocución Esteban Bulrrich pretende mostrarse como un liberal progresista que intenta cambiar los fusiles de antaño por la educación del presente, pero no hace más que reafirmar, a través de su discurso un pensamiento retrogrado que nos retrotrae a la concepción positivista de las últimas décadas del siglo XIX legitimando esa vieja concepción arraigada en los sectores del privilegio que sostienen una y otra vez para el caso de Argentina
del mito de la nación blanca y la inexistencia de las comunidades indígenas avalando de este modo el genocidio cultural instrumento necesario para consolidar la homogeneidad en términos culturales propia de toda sociedad capitalista.

Por todo ello llamamos a la reflexión sobre estos dichos y ponemos a disposición del Ministro y su equipo de asesores una larga lista de bibliografía que podría ayudar a que no se vuelvan a cometer este tipo de desagradables, racistas y desinformados comentarios

Neuquén, 18 de septiembre de 2016 - Francisco Camino Vela - Beatriz Gentile – Enrique Mases – Gabriel Rafar

__________________________
Confederación Mapuche de Neuquén
19 de septiembre a las 21:58 ·


UNA CAMPAÑA DEL DESIERTO EDUCATIVA


Por Eduardo López y
Mariano Denegris *

El grupo de empresas que gobierna el país desde diciembre de 2015 habla con una transparencia que asusta. Liderados por el Presidente de la Nación que reflexiona sobre la angustia de los patriotas por haberse independizado del querido Rey y no desaprovecha oportunidad ante el micrófono para defender a los grandes empresarios como si fueran débiles presas del abuso del trabajador, sus ministros siguen sus pasos hacia el sinceramiento del discurso.

Esta semana se ha sumado el Ministro de Educación y Deportes que definió en Choelé-Choel, Río Negro, el proyecto educativo de su gobierno como “una nueva Campaña del Desierto”. Puede sorprender, pero sólo asusta. Esteban Bullrich utilizó la metáfora de un genocidio en el mismo lugar en que fue realizado.

La idea de “desierto” fue utilizada para justificar la masacre de los Pueblos Originarios en el Sur durante la segunda mitad del Siglo XIX. Las tierras estaban “desiertas” para los conquistadores puesto que allí no había seres humanos. Este razonamiento que funcionó como justificación moral de las conquistas eurocéntricas fue rubricado por la historia oficial. Sin embargo, a lo largo de los años de nuestro convulsionado derrotero institucional se construyó un piso de consenso sobre el valor de la democracia. Ese es el piso que pretende perforar el gobierno de Mauricio Macri mediante algunos discursos.

A las lamentables declaraciones negacionistas de un ex ministro de Cultura sobre el número de desaparecidos en la última dictadura cívico militar, se suma la desafortunada metáfora del ministro de Educación. Para ilustrar esa base de consenso democrático podríamos citar el ejemplo de la comunidad rionegrina que hace ya unos años abordó desde su Legislatura estos debates sobre el pasado y modificó por ley la letra del Himno Provincial. La frase “Ha dejado atrás el tiempo, ahora marcha rumbo al sol, sobre el alma del tehuelche, puso el sello el español” fue sustituida por “Patagónica su tierra, Junto al mar es bendición: ¡sus riquezas para todos construyendo la Nación!”. El sistema educativo es uno de los principales ámbitos en donde se debe promover esa revisión de la historia para alcanzar consensos de convivencia democrática. Por eso es preocupante que sea el máximo responsable del área educativa el portador de ese discurso.

Pero la metáfora de la “Campaña del Desierto” adquiere su sentido pleno cuando se la lee como un nuevo sinceramiento enunciativo. ¿Quién habla? ¿Desde dónde habla? Desde que en 1916 se puso en práctica la Ley de voto obligatorio, secreto y masculino, el grupo de familias que venía gobernando durante más de medio siglo la Argentina no pudo acceder más al poder ejecutivo nacional sino mediante golpes de Estado o camuflados al interior de partidos populares. Hasta las elecciones de 2015. La Alianza Cambiemos representa la versión más acabada de un gobierno orgánico a las clases dominantes en los últimos cien años de historia. Desde esa mayoría electoral comenzaron a transparentar sin pausa su lenguaje patronal.

Esteban José Bullrich Ocampo pertenece a las familias que se vieron beneficiadas por la distribución de esas tierras. Es uno de sus descendientes. Para realizar el oxímoron de conquistar un desierto aquellas familias se sirvieron del reciente Estado nacional. Sus herederos aborrecen del intervencionismo estatal. Se esmeraron en los últimos años en construir la idea de que el populismo es la forma en que el estado se entromete artificialmente en la naturaleza del libre mercado para garantizarle condiciones de vida inmerecidas a quienes por incapacidad o desidia individual no logran triunfar como emprendedores. Sin embargo, fue el dinero del Estado el que garantizó la importación de los fusiles Remington que permitieron la acumulación originaria de tierras. El mismo aparato estatal que hoy es atendido sin intermediarios por accionistas y gerentes de unas pocas empresas. Los dueños de la Patagonia, los apellidos grabados en bronce en los pasillos de la Sociedad Rural ocupan hoy los distintos ministerios.

“No con la espada, sino con la educación” oscureció Esteban José su infeliz comparación. Y aunque tal vez la pluma no excluya la aplicación de la violencia estatal en manos de la otra Bullrich del gabinete, su agregado desnuda los objetivos en materia educativa. Si los generales de Roca pusieron las tierras al servicio de unas pocas familias, los gerentes de Macri intentan hoy poner la educación al servicio de pocas empresas. No estamos frente a los mecanismos tradicionales de privatización. No se trata una escuela privada más o menos. La tercerización de la responsabilidad educativa se juega en el ingreso masivo de ONGs, que encubren al capital privado, dentro del sistema educativo público. Monsanto y Coca-Cola elaborando los programas de “alimentación saludable” de nuestras escuelas; el Grupo Pearson, dueño de medios y editoriales, a cargo de la evaluación educativa; Microsoft reemplazando el diseño soberano de nuestro software pedagógico. Son sólo algunos ejemplos de la “campaña del desierto” que se proponen los nuevos/viejos conquistadores.

Cuando sinceran su discurso no lo hacen por error, sino por convicción. Es la forma de naturalizar una mirada patronal de la vida y de la sociedad. No dejar pasar esas frases aparentemente descuidadas, no habituarnos a que ese repertorio constituya el sentido común es la tarea de los que creemos en el Estado como garantía de derechos para todos y no de negocios para pocos.

* Secretarios general y de Comunicación de UTE-Ctera, respectivamente.

__________________________
La campaña del desierto, fue un acto estatal criminal encabezada por el general Julio A. Roca, que cometió masacre y genocidio estatal contra Pueblos Indígenas en la segunda mitad del siglo 19, con decenas de miles de Mapuche y de otras naciones ancestrales asesinados y esclavizados.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Ud puede comentar